sábado, 5 de marzo de 2011

Las Caleras - Kisulabeak

Los hornos de cal o Caleras, (kisulabeak en euskera) se conocen en Navarra desde los primeros años del siglo XVIII. La llegada del maíz de América, junto con la utilización de la cal en el campo, dio lugar, en suelos con poco calcio, de la zona Norte de Navarra, a un alto rendimiento agrícola, que incidió de forma puy positiva en el desarrollo de la vida social y económica de la población de esa época.

 El trabajo de extracción de la piedra caliza de las canteras, así como la carga de carretas y del horno, se hacían de forma manual. La cal es el resultado de la cocción de la piedra caliza. Estos hornos permitían alcanzar temperaturas de hasta 600ºC. El combustible utilizado era siempre de origen vegetal, aprevechando todo tipo de arbusto o árbol de los alrededores, que se recogía a lo largo del año. Para la carga del horno, el maestro hornero prepara la bóveda inferior en la base del mismo y sobre esta bóveda, desde la parte superior, se llenaba el horno con piedra caliza. Luego se colocaba en la parte inferior de la bóveda el material vegetal y se prendía fuego. El horno se alimentaba durante todo el proceso con material vegetal. La cocción duraba alrededor de una semana; una vez hecha la cal, se dejaba enfriar durante 2 ó tres días y se procedía a la descarga de la hornada, que inmediatamente se utilizaba en los campos. En construcción, se empleaba como elemento principal para obtener la argamasa. También se blanqueaban las casas con ella, e incluso se utilizaba para conservar los huevos.

A escasos 200 mts. del Hotel Rural Irigoienea, en un delicioso paseo podemos encontrarnos con una calera en impecable estado de conservación y disfrutar de su contemplación. El paseo coincide además con un tramo del recorrido del Camino de Santiago, y como premio nos permitirá una perspectiva poco conocida del Monasterio Premostratense de San Salvador de Urdazubi/Urdax.

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