Desde la propia experiencia, pero sobre todo, desde la experiencia acumulada en la observación del comportamiento de los turistas se me ocurría la reflexión sobre lo que significan vacaciones por un lado, y turismo por otro, para unos y otros. Aunque hoy en día todo se mezcla y, es difícil buscar definiciones de las cosas, que realmente se correspondan con lo que quieren decir, en una realidad tan cambiante, se podría hacer una definición del turismo como la actividad de viajar, conocer lugares, otras gentes, costumbres, culturas, etc. Por otro lado, una de las posibles definiciones de las vacaciones sería la del tiempo de descanso laboral, del corte con lo cotidiano, del tiempo para elegir el disfrute del ocio como queramos....
Así pues hay un perfil de personas (turistas), que dedican sus vacaciones a visitar lugares, atracciones, etc, en una actividad que siendo preparada y deseada, es inevitablemente cansada y agotadora en muchos momentos. Es un discurso muy recurrente en muchos de ellos: "al final, llegamos a casa más cansados de lo que nos fuimos" , "necesitaríamos otra semana para descansar antes de volver al trabajo"., etc,.
Seguramente, y, más allá de los tópicos, el ideal está en encontrar unas vacaciones con ese equilibrio entre una sensación y otra. Desde luego para cada uno de nosotros ese punto será distinto, como distintas e infinitas son las opciones de ocio, turismo y vacación que podemos encontrar.
En Irigoienea, lo vivimos muchas veces. Ocurre alguna vez, que el viajero llega con la ansiedad de conocer, de visitar cuantos más lugares mejor, y vuelven satisfechos sí, pero agotados. Se sentarán en la terraza a vez atardecer, o al lado de la chimenea y a la mañana siguiente nos trasladarán el valor de esa tranquilidad vivida y su intención de volver antes al hotel para repetir,....."para...volver a casa", porque esa es también la clave, que en ese periodo de turismo y vacaciones pasemos a ser su refugio, "su casa" en esos días. En eso estamos.
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