El movimiento del agua en los ríos y regatas, así como el movimiento de la llama en el fuego bajo son imágenes que enganchan a la vista y nos retienen atentos sin que sepamos muy bien porqué. Ambas observaciones además, nos aportan siempre una cierta sensación de tranquilidad.
En el caso del agua de los ríos, la sensación es mayor cuanto más cerca del cauce vivimos ese movimiento de corriente. En general suele ser bastante difícil poder acercarse a las orillas y al cauce.