Es cierto que en estos últimos meses no se oye tanto eso de "todo incluido", pero en los últimos años ha sonado con fuerza. Parte del sector turístico lo ha potenciado y utilizado como producto de comercialización con gran fuerza.
También lo hemos visto en el turismo rural. En el Hotel Rural Irigoienea nunca lo hemos visto con buenos ojos porque pensamos que lejos de suponer una posible ventaja para nuestros clientes, es un condicionante a la hora de disfrutar de la amplia oferta que rodea la estancia en nuestro hotel. ¿por qué incluiríamos en ese todo incluido una visita y dejaríamos fuera otra? ¿por qué dejar de disfrutar de ese menú de caza tan exquisito que prepara el restaurante de al lado y obligarle a cenar en mi casa? ¿por qué obligarle a desayunar si ese fin de semana cuando lo que quiere es levantarse a las doce?.......
Una segunda razón es el perfil de nuestros clientes y lo que ellos buscan. Para muchos es una escapada a la libertad, también a la libertad de sorprenderse, de que una sobremesa se alargue y que eso no signifique estropear ningún plan, no completar el paquete de la estancia, etc. Libertad para improvisar y conocer esa recomendación que sólo hacemos en el hotel a aquél que la puede saborear en su totalidad y, que por lo tanto, no publicitamos de forma general.
Aún habría una tercera razón. Una parte muy importante de nuestros clientes es repetitivo. Conoce ya bien la oferta de visitas y actividades que la zona ofrece. Conoce las posibilidades gastronómicas. Para él no tiene sentido incluir o no tal o cual cena o visita. Viene por la experiencia que le suponen otras cosas. Disfrutar del paisaje desde la terraza. Leer un libro al lado del fuego bajo, o ver atardecer desde alguna cima que rodea el valle.
Nos gusta más "el todo incluido que tú eliges"